Publicada en el nº 100, primera quincena de abril de 1970. Firmada por A.F. (Ángel Falquina). Se hace alusión al luctuoso deceso de Carlos Garrido (Carlos, dueño de la tienda de discos, en el film), aireado en la prensa general y en los semanarios de sucesos pocas semanas antes, un hecho que probablemente tratemos aquí en el futuro…

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Se hace difícil dar una idea del argumento de este film, que gira alrededor de la música «pop» y de un concurso internacional al que se presentan numerosos conjuntos musicales. La película es desconcertante y abunda en peripecias musicales de ese raro mundo «hippie», en que se desenvuelve la mayor parte de nuestra juventud actual. Los aficionados a esta clase de músicas no cabe duda de que en el film hallarán un gran vehículo de expansión a sus gustos, pero no así los que por edad o simplemente por tener otras aficiones melódicas. La película tiene un colorido brillante y una serie de canciones y músicas obsesionantes. Como reflejo de una sociedad es perfecto. Y como distracción también cabe admitirlo, pues prescindiendo de una levísima trama argumental se convierte en un auténtico film documental exhaustivo sobre tan discutido mundo joven. El trágico protagonista de un drama reciente, que conmovió a todo Madrid, tiene aquí una intervención destacada y quizás con vistas a aquel funesto desenlace cabe filosofar un poco sobre las consecuencias de estas vidas arbitrarias, a las que el paso del tiempo obliga necesariamente a volver a sus cauces una vez los jóvenes van siendo menos jóvenes.

Técnicamente el film es perfecto y podría incluso haber sido lanzado al público fuera del ambiente de Arte y Ensayo, para el que no parece que fuera concebido en principio. —A. F.

BUENA realización de un tema muy particular, con grandes posibilidades de explotación comercial entre el numeroso público juvenil aficionado a la música moderna.—CIRE FILMS.