Seguimos con las publicaciones conmemorativas en este día en que queremos recordar que hace cinco años que nos dejó Iván Zulueta.
A continuación os presentamos una entrevista doblemente emotiva al estar realizada por Juby Bustamante, histórica periodista fallecida en este 2014 y a la que queremos rendir también un sentido homenaje desde aquí. Es ella la que en este tête-à-tête captura con pericia a un Iván de 26 años en plena efervescencia intelectual, brillante, cruzando los umbrales de su etapa más experimental y defendiendo sin pelos en la lengua su radical postura —cercana a las élites francesa y neoyorquina de entonces— frente al presente y futuro del cinema. Postura que contiene unas ideas a nuestro entender no superadas a fecha de hoy debido al atasco creativo que paraliza a las artes. También deja entrever Zulueta inminentes experimentos propios —algunos se materializarían poco después en los eventos organizados por Mario Pacheco— y un, quizá para algunos, sorpresivo interés por la Biblia. Pero basta de rollos, aquí va la entrevista. Con ustedes, Juby e Iván:
Iván Zulueta, el último director joven
Las urgencias, las carreras y las improvisaciones de rodaje se debieron a la rapidez con que tendría que haber sido estrenada: hace un año justo. No pudo ser, y ha llegado ahora. Pero a los imperativos que marcaron su hacer les debemos gran parte de la frescura, de la espontaneidad y de la gracia de un guión creado cada día, formado sobre la marcha y que lleva por nombre «Al escondite inglés».
Director joven tenemos. Y que estrena largometraje, para más rareza. Iván Zulueta, responsable de aquél «Ultimo grito» que desde televisión fue escuchado por toda la juventud «in» de España, debuta, como es normal, con un «musical» agudo, rítmico, divertido y detonante como la propia música «pop». Un musical que tiene mucho de «comic», otro tanto de broma entre amigos, bastante imaginación, buen pulso narrativo, estupendo color y canciones, mucha ironía y un floreciente plantel de actores jóvenes.
—El retraso del estreno ha perjudicado únicamente a que las canciones ya no están en las listas de éxitos, como entonces. Y a que muchos conjuntos de los que aparecen en la película ya no son los mismos, han cambiado o se han dividido. Por lo demás, creo que mirada como un «todo», la película no ha perdido. Se ríe de lo «in», de lo «pop» y de «lo que está de moda». Está, pues, un poco al margen de ello.
Y está también un Iñigo doble y fenomenal — en sus dos papeles—, una Mercedes Juste que demuestra su talento interpretativo, una Patty Shepard graciocísima en el papel de tontita,
un Antonio Drove que se destapa como actor con el mismo acierto que como director… Y está esa ironía de que Iván habla, pero desde dentro. Y unas ganas de trabajar bien, a gusto, en todos que salta a la pantalla.
Humor para amigos
—Es cierto que existen «private jokes», pero me parece que son más «jokes» que «privates». Para amigos, sí; pero todos los menores de cuarenta pueden entenderlos… Aparte de todo, yo no estoy en contra de esas bromas, si son buenas, siempre que la película funcione por su parte. Además, esto vino dado en parte por la urgencia del rodaje. Había que hacerlo de prisa y pasarlo lo mejor posible, sin que estorbase al resto del conjunto. Un único peligro: tratar de hacer un sentido de humor particular cuando los elementos son tan varios es difícil.
En diez días, exactamente, Iván y Jaime Chávarri, guionistas, pusieron en pie todo un rodaje que se les ofrecía de repente, aprovechando un descanso del cámara Luis Cuadrado.
—Empezamos con seis o siete ideas. Lo demás se inventaba cada día, sobre la marcha. ¿Que si podría rodar un guión estricto? ¡Pues claro; es lo que me gustaría…! Desmadrar un guión a partir de su concreción. Sería mucho mejor, y lo que no se ha hecho.
Iván habla con mucha distancia de sus cosas. Pueden ser los años, o una manera de ser, o
una forma de pensar que practica concienzudamente.
—¿Cómo puedes criticar a lo «pop» estando dentro de ello?
—Se ríe, no critica. Y yo parto de que al primero que no tomo en serio es a mí mismo. Creo que la única forma de estar abierto, de no encerrarte en límites es dudar de todo lo que descubres, no estar seguro de nada. Nunca tomo posiciones definitivas, ni considero mis hallazgos verdaderos. Mi temor es que un día tuviese que tocar en cine un tema que me interesara mucho. Tendría que forzarme para no caer en la ridiculez de los grandes gestos.
El tema religioso
—¿Qué tema podría ser ése…?
—Pues… Mira, no sé si se va a entender o va a sonar pedante, que me reventaría, pero en este momento, el tema que me interesa es el religioso. Por otro camino, por otra vuelta, por un recorrido diferente al de hace años, mi lectura en este momento son los Evangelios… Te hablo más de un sentido religioso de la vida que de un dogma determinado.
—¿Crees que es un movimiento generalizado entre los jóvenes?
—Absolutamente. Y la música ha ayudado mucho para ello. En este momento, la música de los Zeppelin, de Hendrix, etcétera…, es una música totalmente religiosa… Bueno, pues lo que te decía: ni siquiera esto, que me interesa sobre todo, me parece que hay que tomárselo con solemnidad.
Sobre el cine, Zulueta sigue hablando sin reservas:
—¿Cine actual? Está muerto. Seguimos haciendo el cine que se hacía en América hace veinte años. Aquél dio el máximo de naturalismo y manejo de sentimientos. Después, muy pocos se han planteado el cambio. Goddard, quizá el único.
—Y en España, ¿ni siquiera el «underground»?
—Bueno, yo no he visto nada de eso. Conozco a la gente que lo hace, pero no sus películas. Del cine español, lo único que me ha interesado ha sido el «Nocturno 29», de Portabella. Aunque tampoco se plantea ninguna ruptura del lenguaje. Y yo pienso que no podemos seguir contando historias naturalistas, abstractas, o como sea…; ya no.
—¿No las cuenta «Al escondite inglés»?
—Yo te estoy hablando a cien años vista. De lo que yo veo que hay. Por supuesto que «Al escondite inglés» está en lo que rechazo. Y por supuesto que seguiré haciendo todas las cosas que me pidan, y me parece que bien…; pero no creo que ése sea el camino del cine. Yo creo en la interconexión de las artes. En la pintura, en la escultura, en casi todo se está dando el cambio. La pintura de cuadro colgado no existe ya. El cine, sin embargo, queda marginado del movimiento. ¿Por qué?
—¿Y qué vías le ves?
—Antonio Gasset y yo tenemos proyectos que no sé si se harán: inundar paredes con imágenes en movimiento —en super-8, claro, para no arruinarnos—, conseguir envolver la sala en un movimiento de luz…, provocar en el espectador una sensación, despertar los mecanismos que no funcionan.
—A todo esto, ¿qué hacemos con la razón, con el pensamiento lógico?
—Lo dejamos atrás. No interesa el pensamiento lógico, interesa una nueva manera de aproximarse a la realidad. Una postura cósmica… Bueno, freno. Todo esto suena pedante y horroroso, pero me da igual, porque lo creo.
Quizá se «lea pedante», pero no suena así en directo. Iván lo dice con sencillez y verdad. Se podrá discutir la teoría, pero no su actitud. En fin, esperemos… y veamos.
Juby Bustamante
(Foto Urech.)