[70º aniversario] Entrevista exclusiva con Jaime Chávarri (1/3): «Era como si estuviera conociendo a Orson Welles»

Jaime Chávarri en 'Cuentos eróticos'

Fotograma de ‘Cuentos eróticos’ (1980).

A primeros de junio de este año, tal y como anunciábamos, se proyectaron en el festival coruñés de «cine periférico» (S8) los largometrajes Run, Blancanieves, run y Ginebra en los infiernos, escritos y dirigidos por Jaime Chávarri entre 1967 y 1970 y coprotagonizados por Iván Zulueta, Mercedes JusteManolo Marinero y Antonio Gasset, entre otros. Gracias a la colaboración del festival y a la amabilidad de Chávarri, tuve el gran placer de entrevistar en persona al director madrileño en una entrañable charla que deambuló por las distintas etapas de su vida y trayectoria profesional, tangentes en muchos puntos con las de Zulueta. Luis E. Parés, programador de la Filmoteca Española e historiador cinematográfico, se nos unió brevemente enriqueciendo la conversación. Dialogamos sobre la EOC y su politizado ambiente, sobre Último grito, sobre Un, dos, tres… al escondite inglés, sobre El desencanto, sobre Arrebato… y sobre cinema en general. Para facilitar la digestión de tanta información hemos dividido la entrevista en tres partes que dosificaremos a lo largo de este día, en el que estamos celebrando con mucha emoción el 70º aniversario del nacimiento de Iván Zulueta.

***

Antón López: Según tengo entendido, a Iván lo conoces en 1965, antes de entrar en la Escuela de Cine…

Jaime Chávarri: Iván se cuela en una fiesta en mi casa y me dice dos cosas: que ha visto My fair lady y me entero de quién es George Cukor, que no yo no lo sabía; y que él estaba en un sitio que se llamaba la Escuela de Cine, y que el cine era una cosa que se podía estudiar como si fuera Derecho u otra cosa… decente. Me empieza a hablar de la escuela y tal y le digo: «Jo, pues esto a mí me ha gustado siempre, voy a ver qué pasa».

Antón López: ¿Cuáles fueron las primeras impresiones que te causó? ¿Qué os unió?

Jaime Chávarri: Para mí era un señor que acababa de llegar de Nueva York, era como si estuviera conociendo a Orson Welles. No había hecho nada, ¿eh? Yo creo que no tenía ni cortos todavía, pero fue una conexión inmediata. Una conexión primero social, porque los dos éramos niños pijos, o sea los dos éramos de familia burguesa, y luego una especie de locura por el cine totalmente injustificable y sin ningún tipo de coartada. El mundo en el que vivía no existía ni de lejos. Y ambos estudiamos en un colegio de Marianistas, que para lo que sirvió fue para saber todo lo que no tenías que hacer en la vida. O sea, [había que hacer] lo contrario a lo que decían.

Antón López: Antes de aprobar el ingreso ya participas en prácticas de alumnos… ¿Conocías ya a Gasset y Ricardo Franco antes de entrar en la EOC?

Jaime Chávarri: A la gente de la Escuela la conozco a través de un crítico, una de las personas que más han influido en mi obsesión por el cine, que se llamaba Manuel Marinero. Fue crítico de El Mundo durante bastante tiempo y era un personaje totalmente enloquecido, totalmente incapacitado para la vida real porque su mundo era el cine. Sobre todo el cine americano. Era un personaje interesantísimo, fascinante y personalmente absolutamente hipnotizante, muy muy muy muy interesante. Y que fue el que me enseñó realmente a ver cine. Sobre todo el cine americano, que yo no le daba mucha importancia. Y él me descubrió a Raoul Walsh, me descubrió a Howard Hawks, me descubrió a los que yo llamaría los Directores de la Energía, que no son los Directores de la Cabeza, sino de la Energía. Y es una lección que tardé muchísimo en aprender, pero que creo que era fundamental. Y sin embargo Manolo, que tenía mil virtudes, no tenía esa energía para la vida. La vida le podía. Era una historia tremenda. Pero eran unos personajes muy únicos, que luego no he vuelto a ver repetidos en otra generación.

Luis E. Parés: Manuel Marinero hizo un corto también con Antonio Gasset como protagonista.

Jaime Chávarri: Sí, espantoso.

Luis E. Parés: Tiempos duros en Ríos Rosas.

Jaime Chávarri: Un título precioso, pero no tenía ningún sentido de la imagen. Era todo lo contrario a Iván.

Manolo Marinero en 'Run, Blancanieves, run'

Manolo Marinero en ‘Run, Blancanieves, run’

Antón López: ¿Cuáles fueron los problemas que llevaron a vuestra expulsión y al cierre de la EOC? Se responsabiliza mucho a Baena de estos incidentes…

Jaime Chávarri: El Incendiario, le llamaban, porque ponía muchas luces. Decían, no sé si será verdad, que porque tenía comisión de los sitios de alquiler de luces y entonces pedía mucho material y entonces le llamaban El Incendiario porque llenaba los platós de luz. Era un tipo muy triste…

Antón López: Borau dice que llegó a infiltrar secretas en las clases.

Jaime Chávarri: Eso se dice, eso se dice… Mira, yo entré en el 68, que era un año conflictivo, y en ese momento había en la Escuela unas prácticas cortitas de 3 minutos. En la Escuela, si habéis visto las prácticas de Patino, de Regueiro, de la gente que estaba en la escuela, se hacía un cine un poco provinciano, un poco tipo Cartas a Berta, de ese tipo. Y la generación que llegábamos no teníamos ese rollo. Entonces, en una de las prácticas yo me planté para hacer una preciosa: el asesinato de Sharon Tate. Y a hacerlo con una especie de playback de una canción de… cómo se llama…

Luis E. Parés: «Gallo negro, gallo rojo».

Jaime Chávarri: Sí, pero cómo se llamaba el autor…

Luis E. Parés: Chicho Sánchez Ferlosio.

Jaime Chávarri: Chicho Sánchez Ferlosio. Y entonces cogí para hacer de Sharon Tate a un alumno, del sexo masculino, y lo puse de travesti. Uno de los asesinos era Gonzalo García-Pelayo en calzoncillos… Total, que justo ese día Baena tenía visita y los trajo al plató, y se encontraron a unos en pelotas cantando canciones rojas y apuñalándose unos a otros con grandes cantidades de sangre y tal, y aquello causó una impresión fatal. Entonces Baena dijo que había que empezar a controlar las prácticas que se hacían, lo cual nos sentó muy mal. Justo en ese momento aparece en la Escuela un gordito, que empezó a correrse la voz de que era un espía de la Dirección General de Seguridad. Era un gordito joven, de nuestra edad, que no tenía ni puta idea de cine. Entonces se produjo un fenómeno maravilloso: le enamoramos con el cine. O sea, acabó viendo las películas de Howard Hawks, acabó viendo las películas de no sé qué… Pero cuando llegó el momento de hacer la práctica, amigo, ahí ya no llegó. ¿Cómo descubrimos que era un espía? Porque consiguió que le montaran todos los Coros y Danzas de Falange en la Plaza de Colón (risas)… Y claro, ya con eso quedó clarísimo que tenía unas influencias que no tenía nadie más.

Luis E. Parés: ¿Y no te acuerdas como se llamaba?

Jaime Chávarri: No me acuerdo como se llama, era un apellido compuesto y era el ser más gris… Pero le poníamos las películas de Donald Siegel y tal, y empezaba a entender el tío… Ah claro, porque el plano… mantener el plano… y el travelling, y tal, y la dialéctica del plano-contraplano… el tío iba como descubriendo un mundo. Era muy bonito, muy bonito. Desapareció inmediatamente. Al principio nos daban las películas en la Escuela antes de que pasaran por censura, y entonces eso Baena también lo prohíbe. Entonces prohíben las reuniones, y nosotros empezamos a hacer las reuniones durante las proyecciones, y entonces llegó un momento en que también quiso prohibir eso y entonces nos fuimos. Hubo una huelga y se fue el 90%. Y entonces Bardem, que era comunista y por entonces el presidente del sindicato vertical franquista del cine, por primera vez rompe las reglas de los directores y nos da a todos el título de dirección.

Antón López: Sin embargo Borau especula con que Bardem no quiso darle el título a Iván cuando hizo Al escondite inglés porque…

Jaime Chávarri: Es que lo suyo fue justo antes. Yo creo que fue antes de este momento.

Luis E. Parés: Pero estabas insinuando algo, ¿no? Que no se lo quiso dar por…

Jaime Chávarri: No se lo quiso dar porque Iván no había acabado la Escuela, no hubo otro motivo. Le faltaba…

Antón López: No se lo quiso dar y entonces tuvo que firmar…

Jaime Chávarri: Firmó Borau, pero no fue ningún motivo personal. Fue porque era un precedente que todavía no se había hecho. Y luego, cuando se encontró con el conflicto que toda la nueva generación se había ido de la Escuela, y era una manera de… él era un hombre listo y dijo «aquí hay que romper la regla».

Antón López: Sí, lo que iba a decir es que Borau decía que él pensaba que este cine pop quizás le pareciese un poco frívolo a Bardem y que por eso, entre otras posibles causas, no quiso darle en carnet…

Jaime Chávarri: Es posible, porque Bardem era raro, pero luego en el momento del carnet para todo el mundo se portó muy bien. Me imagino que eso supondría también un poco un desafío a las reglas que había en ese momento.

Antón López: ¿Qué recuerdas de tu participación en Último grito?

Jaime Chávarri: Era lo más interesante que se ha hecho en televisión… Además ahí se inventó el videoclip, que es una cosa que nadie sabe. No se había hecho nunca antes, y me acuerdo el primero que hizo [Iván], que fue el «Light my fire» de José Feliciano, con un maniquí que sale precisamente en Ginebra en los infiernos, que tenía Iván en su casa y que lo quemamos para hacer el videoclip. Algunas veces hice de actor, en alguno de los videoclips que rodaba, y era muy bonito. Hacíamos como pequeñas peliculitas dentro del programa.

CONTINÚA…

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